El puente echa raíces Manuel J. Fernández Foto: Gregorio Barrera
El emblemático puente de Isabel II alimenta el crecimiento de dos higueras que pueden resultar indigestas para la pasarela trianera. Las raíces se han extendido por los sillares de la base y, de no frenar su avance, podrían poner en peligro este monumento histórico nacional, según expertos en conservación de patrimonio. Los dos ejemplares de higueras detectados hasta el momento se localizan a ambos lados del puente. El más llamativo por su tamaño es el que sobresale por la barandilla en el lado derecho del puente, si se mira hacia el Altozano. En este punto, la higuera adquiere casi la dimensión de un árbol. Sus ramas y raíces han ido escalando por la estructura hasta encaramarse en la parte superior. Se pueden tocar con la mano al pasear por el puente. El otro punto afectado es el que se encuentra en el extremo opuesto: en el recodo que queda entre la pasarela y un conocido bar de Triana. Si bien, las raíces aquí son de menor dimensión, aunque también se pueden observar desde la calle Betis. Los vecinos del viejo arrabal alertaron de la situación hace ahora un año. Entonces, relatan, lo notificaron al Ayuntamiento para que éste atajara el problema antes de que las raíces fueran haciéndose mayores. Ante la falta de respuesta, los vecinos vuelven a la carga y, de nuevo, denuncian públicamente el enraizamiento de la pasarela. Aseguran que se debe hacer algo para proteger un puente de vital importancia para la ciudad. Ven en estas raíces una amenaza para la estructura de un puente construido a mediados del siglo XIX. Por su parte, expertos en conservación patrimonial advierten de que la situación es seria y que puede pasar factura al monumento. Las condiciones del lugar alimentan su crecimiento. Así, la naturaleza de la piedra y los niveles de humedad han propiciado el nacimiento de estas higueras. Las raíces se han colado entre las gemas que unen los sillares de arenisca, piedra con la que está ejecutado el puente. La arenisca es un tipo de piedra muy sensible a los agentes naturales y propicia para el crecimiento de brezos, hierbas y flores, en ocasiones traídas las semillas por el viento o los propios pájaros al anidar en la zona. La arenisca cuenta además con una alta capacidad de absorción de agua, por lo que las higueras disponen de las sales necesarias para seguir ganando terreno. El puente de Triana es uno de los símbolos de la ciudad, muy visitado y fotografiado por turistas. A mediados del siglo XIX sustituyó a las anteriores pasarelas, como el antiguo puente de barcas. El proyecto del nuevo puente del Guadalquivir se encargó a los ingenieros franceses Gustavo Steinacher y Fernando Bernadet. Los materiales utilizados fueron pilares de piedra e hierro. Se construyó bajo el reinado de Isabel II, motivo por el que recibió el nombre de la monarca. Desde 1976 está declarado Monumento Histórico Nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario